10 ago 2014

El colmo de la mala suerte, o que se desintegren los zapatos

Tenía yo unos zapatos de verano monísimos que hacía años que no usaba. 
Mira por donde, hoy me ha dado por acordarme de ellos y sacarlos del zapatero. Se conservaban como nuevos! Tal y como los recordaba.

Dado que hoy no íbamos a caminar mucho rato, he decidido que era un buen momento para reestrenarlos. Así, la probabilidad de que me hicieran daño sería mínima.

A la mitad del paseo me he dado cuenta que se estaba produciendo un extraño fenómeno. La planta de mis pies se estaba quedando completamente adherida a la parte interior de la suela de los zapatos.

Fingiendo que nada sucedía, le he regalado la mejor de mis sonrisas a mis hijos y he concluído digna mi paseo.

Al llegar a casa los zapatos eran ya como una segunda piel. La suela estaba como "desecha" y se había mezclado con mi piel.... El efecto era el de haberse puesto unos zapatos untados con pegamento.

He sudado lo mío para quitarmelos....sintiendo que perdía algunos trozos de piel en dicha maniobra. El saldo: una ampolla, pies más que teñidos de negro y algunas zonas de la planta desprovistas de suy natural pelleja. Y por supuesto, los zapatos en el cubo de la basura. Mi cruel venganza por el sufrimiento causado.

Cabe decir que los zapatos eran buenos, y jamás me habían causado dolor alguno.... pero por alguna extraña razón no les ha sentado bien envejecer y someterse a las altas temperaturas de hoy.

Para un día que decido ponerme zapatos!!!! Mañana vuelvo a mis sandalias quechua! Esas que jamás me han hecho ni una llaga! Tras mi aventura de hoy les he jurado amor eterno!

Tardaré en volverlas a traicionar.

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